Salimos de
Tantaranche, con cero
soles, necesitábamos pilas, estábamos ya muy agradecidos por la habitación que
nos habían ofrecido, no tenía otra alternativa que pedir, entre a una tienda, encontré
dos señores con una botella de aguardiente, impresionados al verme me invitaron
un par de copitas, sin titubear acepte, era lógico que el frio penetraba en mis
entrañas y una aguardiente no caería mal, admitiendo que me
haría bien calentando el cuerpo sin exceso claro, Alexander estaba fuera
esperando. Salió el dueño, un tipo joven y amigable, no sabía cómo decirle que
requería de pilas para empezar a trazar la ruta con el
GPS Garmin 60, le
explique las razones por las cuales estaba en Tantaranche, tenía un recorrido
de treinta y cinco kilómetros de subidas y bajadas por la serranía gélida
peruana, tome un foto con él y su local en cambio de las pilas, en la cual
acepto regalándome dos pares de pilas
Panasonic, me sentía contento compartiendo
la alegría con mi compañero de ruta Alexander, no eran de las mejores pilas pero durarían seis
horas, como para trazar una parte de la travesia. Salimos del pueblo en
dirección Norte de la ciudad recordando que había estudiado el mapa y que
seguramente tendríamos que realizar cortes importantes que nos ahorraría unos
tres días, pero que sería arduo y complicado.
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Iglesia San Juan de Tantaranche |
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San Juan de Tantaranche |
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Habíamos salido sin desayunar y
estábamos hambrientos y
Tanta estaba a dieciocho horas de caminata, ya empezaba
a preocuparme ya que caminar sin jamar es muy doloroso y el hambre imperdonable,
estábamos preocupados pero sin perder la fe. A le lejos vimos un cerco de plástico negro, preguntábamos que sería pues
parecía muy extraño, estaba en la carretera en una elevación alejado unos tres metros del pista, oímos unos sujetos que conversaban, sin hesitar decidimos
llamarlos, el cerco de plástico tenia un área circular que impedía la visibilidad, así que
decidimos llamarlos, el hambre se oponía ante la vergüenza, se asomó una joven
de aproximadamente veinte y cuatro años, muy amistoso salió y saludo, le
explicamos que estábamos de pasado por la carretera y que teníamos mucha hambre, nos encontrábamos sin dinero y sin recursos para comprar comida, afablemente nos
invitó a entrar en su chacra, allí dimos con la sorpresa de estar con toda su
familia, llegando justo en el desayuno, tenían toros y vacas, el lugar se llamaba Ganadería San Lorenzo, y la Familia se apellidaba
Espíritu compuesta por la Madre sus dos hijos, yerna y el nieto todos muy
amables . Nos invitaron
Quaker, panes, queso y mermelada, muy agradecidos y
satisfechos compartimos con ellos dos horas, conversamos y reímos a más no
poder, se sentía un ambiente muy agradable a pesar de toda la modestia del
lugar, eso no importaba pues nos sentíamos bien con la compañía, comentaban que
alquilaban toros para corridas en la costa y hasta mismo Lima, en la
Plaza deAcho, cada uno con un valor de tres mil soles, modestia aparte estaban en un
negocio muy lucrativo, nos hicieron una observación, no ir por toda la carretera, pues demoraríamos
tres días para llegar a Tanta que era nuestro destino final. Nos alistamos para
despedir, fue cuando dijeron que su mama iba a ir a su chácra, y que este
mismo camino nos llevaría hasta Tanta, y que nos podría ayudar con las
mochilas, gozosos aceptamos sin oscilar, pues claro que sí, ahorraríamos un
día.
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Nos despedimos ya con la mochila
encima del caballo y empezamos el ascenso hacia Tanta, empezamos el escalamiento, era una subida muy
empinada, en el camino nos contó que tenía a sesenta e un años, quedamos estupefactos, tenía una
vigor de una persona de 30 años, caminaba con una energía descomunal, era increíble su fuerza, charlo
en todo el camino contando sus historias y anécdotas, tenía una ímpetu
considerable que daba a golpes a cualquier mujer de 20 años. Por momentos
descansábamos pues la
subida era interminable y el paisaje gratificante, después de caminar dos horas
y sin aire, llegamos hasta la cumbre, agradecidos compartimos
teléfonos y para
finalizar nos regaló veinte soles, dudamos en aceptar después de hacer el favor de ayudarnos con la mochila, y
enseñado el camino más rápido, aceptamos, sin pensar que esos veinte soles
serviría para otra persona más que a nosotros, recordé de un pensamiento “Para
los hombres, aceptar es dar; para las mujeres, dar es recibir
”. Un
corazón enorme de la Sra. Espíritu, la recuerdo hasta hoy y hasta los fines de
mi vida. Me dolió dejarla, la tristeza embargo mi corazón, lágrimas y sentimientos
encontrados, sabía que hasta el momento Dios estaba con nosotros en cada
instante.
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Sra. Espiritu |
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Asenso a Pariacorcha |
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Sra. Espíritu |
Después de haber indicado una y otra vez el camino iniciamos nuestro
sendero dejando la fuerte y hermosa mujer hacia tras, tomamos el Sendero hacia
Tanta, nos perdimos una y otra vez saliendo del camino, pues por momentos se desaparecía.
Fue el día más difícil de esos siete días de travesía, estábamos a tres mil y
ochocientos metros sobre el nivel del mar, nos consumía mucha energía y de
manera fugaz pero estábamos enérgicamente superados, las fuerzas solo venían, a
cada paso más poder y más
preponderancia, el calor quemaba y el frió también, ya no había paso atrás,
encontramos con una choza de piedra con techos de pajas ninguna de vida, todo
parecía ser un sueño o una pesadilla, estábamos desahuciados y ya no
pensábamos, necesitamos urgente dormir, la noche que vendría era de muy baja
temperatura, llegando a cero °C.
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Vista de Pariacorcha |
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Ovejas |
Extenuados y alucinados por el
cansancio, veíamos personas, llamas y vicuñas por el camino, queríamos gritar,
no teníamos fuerzas ni para gesticular frase alguna, seguíamos cuando de pronto
otra alucinación, un niño flaco con más de trecientos animales, entre ellos:
ovejas, llamas y vacas, y algunos caballos, acercábamos y por momentos y se desaparecían, de pronto decidimos depositar todas nuestras fuerzas en
creer que era una persona, grite “ Olaaa !!! “ no contesto, escuchábamos solo
los sonidos de las ovejas, me estaba ahogando en transpiración, mis ojos
ardían con el sudor que caía sobre ellos, caminamos sin cesar hasta que, cuando
de pronto vino a nuestro encuentro, el que nos salvaría el día y nuestra vida.
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Refugio de Rambo |
Le decían Rambo, treinta y siete
años, con apariencia afectuosa, rasgos de sufrimiento por el frió y el calor,
modesto y reservado, ya nos había agarrado confianza, las esperanzas volvieron
el miedo desapareció. Llegando su casa muy y servicialmente nos invitó mazamorra en la cual no vacilamos
en aceptar, teníamos hambre de león, fatigados nos quedamos echado fuera de su
choza en unas ramas secas que servían de alimento para los borregos, desvanecimos
sin importar el calor helado de
Pariacorcha, sentíamos paz y armonía
rodeados de silencio absoluto. Despertamos con el grito de Rambo, asustado casi
no podía levantarme, mis piernas dolían, no respondían correctamente, medio moribundo aceptamos la sopera con la
mazamorra, Alexander y yo no nos mirábamos, solo saboreábamos el postre
tradicional hecho de
Maíz morado, el único maíz del mundo en contener este
color, las energías empezaban a recomponerse, me sentía literalmente parte del
espacio en que me encontraba, estaba feliz y triste, recordé a mis amadas
hijas,mi enamorada y de mis errores, de mis defectos y virtudes, pensé en el mundo y que
aporte podría yo dar para hacerlo más feliz. Terminamos, satisfechos Rambo nos
preguntó si deseábamos repetición, aceptamos. Al terminar el segundo platillo
de mazamorra, nos preguntó si queríamos entrar en unas de sus chozas, decidimos
que si, yo al menos me sentía desganado, necesitaba recuperar fuerzas, nos
trajo piel de ovejas y muchas frazadas, en el piso puse plásticos para no
ensuciar las frazadas, luego puse un par de frazadas, eche y me cubrí con las
demás, eran las cinco y media cuando Rambo nos avisó que iría a buscar
uno de sus animales que se había extraviado, quedamos atónitos con la energía
de este pequeño hombre de un metro sesenta
de estatura, como caminaba y subía los cerros como zorro, le quede
observando hasta que se desapareció en medio gigantesco cerro, volvimos a
dormir sin preocuparse con absolutamente nada.
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Cena con Rambo |
Desperté con la voz de Alexander
que me llamaba, no quería levantarme cuando de pronto el hambre se apodero de
mí, quede diez minutos más en reposo, cuando me levante, afuera el frió era
horrible. Su cocina estaba casi al costado de la habitación, entre y allí
estaba Alexander haciéndole compañía, conversaban y reían mucho, entre dentro de la pequeña habitación de piedras y techo de paja, no sirvió arroz con
tres huevos fritos, panes y chancha serrana, el hambre era insaciable así que deje
los modales y me lance a comer ferozmente sin importar el momento y la
situación que me encontraba. Terminamos la cena con un café de cebada cien por
ciento natural, elaborado con las mismas semillas. Tomando el agradable café me causo
curiosidad la forma de como calentaba sus alimentos, utilizando en Inke, un
tipo de combustible natural de heces de carneros combinados con el agua y la
tierra, al secar se endurece transformado en combustible inflamable. Terminamos
la cena con una buena conversación que finalizo en risas. Nos despedimos y
volvimos al sueño profundo.
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Mañana Refugio Rambo |
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Partiendo a Tanta |
En la mañana siguiente siendo las
seis en punto, nos levantamos y ordenamos todas las frazadas guardando las
pieles de oveja, Rambo ya tenía el desayuno preparado, compuesto por café,
queso fresco, papas, panes y canchas, bien alimentados y fuerzas recuperadas,
estábamos completamente agradecidos por la hospitalidad, gentileza y amistad
que habíamos adquirido. Recuerdan de los
veinte soles que la Sra. Espíritu nos había dado? A él le entregamos, fueron
pocos por todo lo que había hecho por nosotros. Nos había indicado el sendero
que nos llevaría hasta Tanta, nos despedimos con una deuda impagable. Nos
despedimos pero antes nos llevó hasta un punto donde nos podría explicar cómo
hacer los cortes, indícanos cerros que tendríamos que llegar. Dejamos el
Pariacorcha y Rambo, conforme avanzaba volteaba la mirada hacia tras, dejando a
Rambo, prometiendo dentro de mi regresar a estas estancias. Estábamos de
regreso a la Travesía, teníamos nuestro fe hambre y estábamos muy descansados,
caminando ya dos horas aproximadamente encontramos con tres hermanos que iban
hacia
San Lorenzo de Quinti, pedimos más información acerca de la ruta hacia Tanta,
estábamos en el camino correcto. Llegamos a un abra, de allí ya pudimos
contemplar el nevado
Pariacaca, quedamos desconcertados por esta maravilla,
contemplamos lo.
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Descanso Vista del Pariacaca |
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Llegamos a Tanta |
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Vista Panorámica de Tanta |
El camino estaba claro, era por aquí. No pudimos
marcar la ruta con el GPS, las pilas se habían terminado, así que caballeros a
seguir con el trekking. Eran las dos y media y aun no veíamos Tanta ni tampoco
la laguna Paucarcocha, sin conocer la ruta en absoluto seguimos cuando de
pronto localizamos la Laguna de Paucarcocha, nos quedamos extremadamente
orgullosos, no se imaginan como nosotros compartimos la alegría, se había
desaparecido el cansancio por completo, bajamos del sendero y allí estaba la tan
esperada ciudad de Tanta, con sus techos rojos, que bordeaba la laguna y su esplendor. Llegamos a Tanta, cansados pero contentos de poder lograr nuestro
objetivo, sin dinero, sin comida y si agua, nos tocaba otra lucha. Buscamos a
Sernamp, no se encontraban, fuimos a la Plaza de Armas de Tanta, encontrando
con la Municipalidad, eran las tres y cuarenta, no ubicamos el alcalde,
estaba en servicio solo la secretaria. De pronto veo al colega Rafo Leon, me
acerco me tomo unas fotos, presentando también un baile típico y con trajes
coloridos.
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Baile Típico de Tanta |
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Hospedaje Yauyino |
Decidimos darnos unas vueltas
por el pueblo, unas señoras muy simpáticas nos preguntan que nos traía a Tanta, respondimos: "Turismo y reconocimiento de rutas" explicando nuestra situación
una Señora nos ofrece estadía en su casa, bueno en su hospedaje, vaya
bendición, teníamos donde quedarnos, lavar nuestras ropas y comer, nos hizo
entrar regalándonos una bolsa de detergente
Ariel, agradecidos lave mis trapos,
sucios después de siete días de travesía. Me asee trocando de ropa, se cayó la
noche, cenamos gracias a la beneficencia de la Sra. Ricardina Jiménez y su mama
Máxima Jiménez en su hospedaje Yauyino, se pasan por Tanta búscalas, son muy
conocidas además de amables y buenas Señoras, te atenderán como rey y preparan
unos platos deliciosos. Bendecidos, bañados y bien alimentados. Dormimos.
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Nevado Pariacaca |
Habíamos perdido el Camino Inca
por la Escalerayoc, después diez horas de búsqueda llegamos la laguna Verdecocha,
se hizo noche no teníamos más fuerzas para seguir, armamos nuestra carpa a mas
cuatro mil y cuatrocientos metros sobre el nivel del mar, un frió era Gélido, mate
de coca y aguardiente, nos desmayamos por completo …
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