De: Jacques Ferreira

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Me gustaría emplear toda mi vida en viajar, si alguien me pudiera prestar una segunda vida para pasarla en casa.

viernes, junio 05, 2015

Septimo Dia - San Juan de Tantaranche - Tanta

                                                San Juan de TantarancheTanta

Salimos de Tantaranche, con cero soles, necesitábamos pilas, estábamos ya muy agradecidos por la habitación que nos habían ofrecido, no tenía otra alternativa que pedir, entre a una tienda, encontré dos señores con una botella de aguardiente, impresionados al verme me invitaron un par de copitas, sin titubear acepte, era lógico que el frio penetraba en mis entrañas y una aguardiente no caería mal, admitiendo que me haría bien calentando el cuerpo sin exceso claro, Alexander estaba fuera esperando. Salió el dueño, un tipo joven y amigable, no sabía cómo decirle que requería de pilas para empezar a trazar la ruta con el GPS Garmin 60, le explique las razones por las cuales estaba en Tantaranche, tenía un recorrido de treinta y cinco kilómetros de subidas y bajadas por la serranía gélida peruana, tome un foto con él y su local en cambio de las pilas, en la cual acepto regalándome dos pares de pilas Panasonic, me sentía contento compartiendo la alegría con mi compañero de ruta Alexander, no eran de las mejores pilas pero durarían seis horas, como para trazar una parte de la travesia. Salimos del pueblo en dirección Norte de la ciudad recordando que había estudiado el mapa y que seguramente tendríamos que realizar cortes importantes que nos ahorraría unos tres días, pero que sería arduo y complicado.

Iglesia San Juan de Tantaranche

San Juan de Tantaranche

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Habíamos salido sin desayunar y estábamos hambrientos y Tanta estaba a dieciocho horas de caminata, ya empezaba a preocuparme ya que caminar sin jamar es muy doloroso y el hambre imperdonable, estábamos preocupados pero sin  perder la fe. A le lejos vimos un cerco de plástico negro, preguntábamos que sería pues parecía muy extraño, estaba en la carretera en una elevación alejado unos tres metros del pista, oímos unos sujetos que conversaban, sin hesitar decidimos llamarlos, el cerco de plástico tenia un área circular que impedía la visibilidad, así que decidimos llamarlos, el hambre se oponía ante la vergüenza, se asomó una joven de aproximadamente veinte y cuatro años, muy amistoso salió y saludo, le explicamos que estábamos de pasado por la carretera y que teníamos mucha hambre, nos encontrábamos sin dinero y sin recursos para comprar comida, afablemente nos invitó a entrar en su chacra, allí dimos con la sorpresa de estar con toda su familia, llegando justo en el desayuno, tenían toros y vacas, el lugar se llamaba Ganadería  San Lorenzo, y la Familia se apellidaba Espíritu compuesta por la Madre sus dos hijos, yerna y el nieto todos muy amables . Nos invitaron Quaker, panes, queso y mermelada, muy agradecidos y satisfechos compartimos con ellos dos horas, conversamos y reímos a más no poder, se sentía un ambiente muy agradable a pesar de toda la modestia del lugar, eso no importaba pues nos sentíamos bien con la compañía, comentaban que alquilaban toros para corridas en la costa y hasta mismo Lima, en la Plaza deAcho, cada uno con un valor de tres mil soles, modestia aparte estaban en un negocio muy lucrativo, nos hicieron una observación, no  ir por toda la carretera, pues demoraríamos tres días para llegar a Tanta que era nuestro destino final. Nos alistamos para despedir, fue cuando dijeron que su mama iba a ir a su chácra, y que este mismo camino nos llevaría hasta Tanta, y que nos podría ayudar con las mochilas, gozosos aceptamos sin oscilar, pues claro que sí, ahorraríamos un día.

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Nos despedimos ya con la mochila encima del caballo y empezamos el ascenso hacia Tanta,  empezamos el escalamiento, era una subida muy empinada, en el camino nos contó que tenía a sesenta  e un años, quedamos estupefactos, tenía una vigor de una persona de 30 años, caminaba con una energía  descomunal, era increíble su fuerza, charlo en todo el camino contando sus historias y anécdotas, tenía una ímpetu considerable que daba a golpes a cualquier mujer de 20 años. Por momentos descansábamos pues la subida era interminable y el paisaje gratificante, después de caminar dos horas y sin aire, llegamos hasta la cumbre, agradecidos compartimos teléfonos y para finalizar nos regaló veinte soles, dudamos en aceptar después de hacer  el favor de ayudarnos con la mochila, y enseñado el camino más rápido, aceptamos, sin pensar que esos veinte soles serviría para otra persona más que a nosotros, recordé de un pensamiento “Para los hombres, aceptar es dar; para las mujeres, dar es recibir”. Un corazón enorme de la Sra. Espíritu, la recuerdo hasta hoy y hasta los fines de mi vida. Me dolió dejarla, la tristeza embargo mi corazón, lágrimas y sentimientos encontrados, sabía que hasta el momento Dios estaba con nosotros en cada instante.


Sra. Espiritu

Asenso a Pariacorcha

Sra. Espíritu
Después de haber indicado  una y otra vez el camino iniciamos nuestro sendero dejando la fuerte y hermosa mujer hacia tras, tomamos el Sendero hacia Tanta, nos perdimos una y otra vez saliendo del camino, pues por momentos se desaparecía. Fue el día más difícil de esos siete días de travesía, estábamos a tres mil y ochocientos metros sobre el nivel del mar, nos consumía mucha energía y de manera fugaz pero estábamos enérgicamente superados, las fuerzas solo venían, a cada paso más poder  y más preponderancia, el calor quemaba y el  frió también, ya no había paso atrás, encontramos con una choza de piedra con techos de pajas ninguna de vida, todo parecía ser un sueño o una pesadilla, estábamos desahuciados y ya no pensábamos, necesitamos urgente dormir, la noche que vendría era de muy baja temperatura, llegando a cero °C.

Vista de Pariacorcha

Ovejas

Extenuados y alucinados por el cansancio, veíamos personas, llamas y vicuñas por el camino, queríamos gritar, no teníamos fuerzas ni para gesticular frase alguna, seguíamos cuando de pronto otra alucinación, un niño flaco con más de trecientos animales, entre ellos: ovejas, llamas y vacas, y algunos caballos, acercábamos y por momentos y se desaparecían, de pronto decidimos depositar todas nuestras fuerzas en creer que era una persona, grite “ Olaaa !!! “ no contesto, escuchábamos solo los sonidos de las ovejas, me estaba ahogando en transpiración, mis ojos ardían con el sudor que caía sobre ellos, caminamos sin cesar hasta que, cuando de pronto vino a nuestro encuentro, el que nos salvaría el día y nuestra vida.

Refugio de Rambo

Le decían Rambo, treinta y siete años, con apariencia afectuosa, rasgos de sufrimiento por el frió y el calor, modesto y reservado, ya nos había agarrado confianza, las esperanzas volvieron el miedo desapareció. Llegando su casa muy y servicialmente  nos invitó mazamorra en la cual no vacilamos en aceptar, teníamos hambre de león, fatigados nos quedamos echado fuera de su choza en unas ramas secas que servían de alimento para los borregos,  desvanecimos  sin importar el calor helado de Pariacorcha, sentíamos paz y armonía rodeados de silencio absoluto. Despertamos con el grito de Rambo, asustado casi no podía levantarme, mis piernas dolían, no respondían correctamente,  medio moribundo aceptamos la sopera con la mazamorra, Alexander y yo no nos mirábamos, solo saboreábamos el postre tradicional hecho de Maíz morado, el único maíz del mundo en contener este color, las energías empezaban a recomponerse, me sentía literalmente parte del espacio en que me encontraba, estaba feliz y triste, recordé a mis amadas hijas,mi enamorada y de mis errores, de mis defectos y virtudes, pensé en el mundo y que aporte podría yo dar para hacerlo más feliz. Terminamos, satisfechos Rambo nos preguntó si deseábamos repetición, aceptamos. Al terminar el segundo platillo de mazamorra, nos preguntó si queríamos entrar en unas de sus chozas, decidimos que si, yo al menos me sentía desganado, necesitaba recuperar fuerzas, nos trajo piel de ovejas y muchas frazadas, en el piso puse plásticos para no ensuciar las frazadas, luego puse  un par de frazadas, eche y me cubrí con las demás, eran las cinco y media cuando Rambo nos avisó que iría a buscar uno de sus animales que se había extraviado, quedamos atónitos con la energía de este pequeño hombre de un metro sesenta  de estatura, como caminaba y subía los cerros como zorro, le quede observando hasta que se desapareció en medio gigantesco cerro, volvimos a dormir sin preocuparse con absolutamente nada.

Cena con Rambo

Desperté con la voz de Alexander que me llamaba, no quería levantarme cuando de pronto el hambre se apodero de mí, quede diez minutos más en reposo, cuando me levante, afuera el frió era horrible. Su cocina estaba casi al costado de la habitación, entre y allí estaba Alexander haciéndole compañía, conversaban y reían mucho, entre dentro de la pequeña habitación de piedras y techo de paja, no sirvió arroz con tres huevos fritos, panes y chancha serrana, el hambre era insaciable así que deje los modales y me lance a comer ferozmente sin importar el momento y la situación que me encontraba. Terminamos la cena con un café de cebada cien por ciento natural, elaborado con las mismas semillas. Tomando el agradable café me causo curiosidad la forma de como calentaba sus alimentos, utilizando en Inke, un tipo de combustible natural de heces de carneros combinados con el agua y la tierra, al secar se endurece transformado en combustible inflamable. Terminamos la cena con una buena conversación que finalizo en risas. Nos despedimos y volvimos al sueño profundo.

Mañana Refugio Rambo

Partiendo a Tanta

En la mañana siguiente siendo las seis en punto, nos levantamos y ordenamos todas las frazadas guardando las pieles de oveja, Rambo ya tenía el desayuno preparado, compuesto por café, queso fresco, papas, panes y canchas, bien alimentados y fuerzas recuperadas, estábamos completamente agradecidos por la hospitalidad, gentileza y amistad que habíamos adquirido. Recuerdan  de los veinte soles que la Sra. Espíritu nos había dado? A él le entregamos, fueron pocos por todo lo que había hecho por nosotros. Nos había indicado el sendero que nos llevaría hasta Tanta, nos despedimos con una deuda impagable. Nos despedimos pero antes nos llevó hasta un punto donde nos podría explicar cómo hacer los cortes, indícanos cerros que tendríamos que llegar. Dejamos el Pariacorcha y Rambo, conforme avanzaba volteaba la mirada hacia tras, dejando a Rambo, prometiendo dentro de mi regresar a estas estancias. Estábamos de regreso a la Travesía, teníamos nuestro fe hambre y estábamos muy descansados, caminando ya dos horas aproximadamente encontramos con tres hermanos que iban hacia San Lorenzo de Quinti, pedimos más información acerca de la ruta hacia Tanta, estábamos en el camino correcto. Llegamos a un abra, de allí ya pudimos contemplar el nevado Pariacaca, quedamos desconcertados por esta maravilla, contemplamos lo. 

Descanso Vista del Pariacaca 

Llegamos a Tanta

Vista Panorámica de Tanta 
El camino estaba claro, era por aquí. No pudimos marcar la ruta con el GPS, las pilas se habían terminado, así que caballeros a seguir con el trekking. Eran las dos y media y aun no veíamos Tanta ni tampoco la laguna Paucarcocha, sin conocer la ruta en absoluto seguimos cuando de pronto localizamos la Laguna de Paucarcocha, nos quedamos extremadamente orgullosos, no se imaginan como nosotros compartimos la alegría, se había desaparecido el cansancio por completo, bajamos del sendero y allí estaba la tan esperada ciudad de Tanta, con sus techos rojos, que bordeaba la laguna y su esplendor. Llegamos a Tanta, cansados pero contentos de poder lograr nuestro objetivo, sin dinero, sin comida y si agua, nos tocaba otra lucha. Buscamos a Sernamp, no se encontraban, fuimos a la Plaza de Armas de Tanta, encontrando con la Municipalidad, eran las tres y cuarenta, no ubicamos el alcalde, estaba en servicio solo la secretaria. De pronto veo al colega Rafo Leon, me acerco me tomo unas fotos, presentando también un baile típico y con trajes coloridos. 

Baile Típico de Tanta 

Hospedaje Yauyino

Decidimos darnos unas vueltas por el pueblo, unas señoras muy simpáticas nos preguntan que nos traía a Tanta, respondimos: "Turismo y reconocimiento de rutas" explicando nuestra situación una Señora nos ofrece estadía en su casa, bueno en su hospedaje, vaya bendición, teníamos donde quedarnos, lavar nuestras ropas y comer, nos hizo entrar regalándonos una bolsa de detergente Ariel, agradecidos lave mis trapos, sucios después de siete días de travesía. Me asee trocando de ropa, se cayó la noche, cenamos gracias a la beneficencia de la Sra. Ricardina Jiménez y su mama Máxima Jiménez en su hospedaje Yauyino, se pasan por Tanta búscalas, son muy conocidas además de amables y buenas Señoras, te atenderán como rey y preparan unos platos deliciosos. Bendecidos, bañados y bien alimentados. Dormimos.

Nevado Pariacaca

Habíamos perdido el Camino Inca por la Escalerayoc, después diez horas de búsqueda llegamos la laguna Verdecocha, se hizo noche no teníamos más fuerzas para seguir, armamos nuestra carpa a mas cuatro mil y cuatrocientos metros sobre el nivel del mar, un frió era Gélido, mate de coca y aguardiente, nos desmayamos por completo …  





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