De: Jacques Ferreira

Mi foto
Me gustaría emplear toda mi vida en viajar, si alguien me pudiera prestar una segunda vida para pasarla en casa.

viernes, junio 12, 2015

Reserva paisajística de nor yauyos ( Tanta - Cochas )


Ola amigos, después de nuestro regreso de la Escalerayoc, y de nuestro esfuerzo descomunal por regresar a Tanta luego de habernos perdido, el desgaste era total, en la mañana  después de despertar en el hospedaje el Yauyinito no teníamos fuerzas para levantarnos y por consiguiente solo teníamos claro una idea, la de cumplir la travesía de trecientos  catorce  kilómetros que era de San Pedro de Mala a Jauja, habíamos ya alcanzado el noventa por ciento de nuestra travesía obstinadamente, teníamos aun dos días y el ultimo les aseguro que les gustaran leer ya que fue el día más tenebroso y  espantoso de la travesía.


Faltando treinta y dos Kilómetros para culminar en Jauja , sacrificaríamos nuestras ultimas energías, es desgaste físico era considerable y sin descanso tendríamos que embarcar rumbo a la ciudad de Jauja, estábamos satisfechos Alexander y yo, pasando por momentos increíbles de extrema adrenalina, dejando atrás muchos senderos marcados, personas increíbles, pueblos, ciudades, amigos, puedo decir que aprendí mucho con cada persona con las que cruce, humildad, esfuerzo, perseverancia, lealtad.

Despertamos muy temprano decididos a terminar, nos atendió nuevamente la amable familia Máxima, rápidamente después de desayunar agrupamos nuestras mochilas y salimos en dirección a Cochas, ya caminábamos con tanta firmeza que lo que vendría era evidente que no tendríamos problemas en llegar a Cochas, que era punto de descanso, seria nuestro último día. Salimos de la ciudad ahora por carretera, sin cortes y sin preámbulos, estábamos al lado de la laguna, la contemplábamos encontrando con algunos pescadores de truchas en botes y otros en la ribera.
Nos encontrábamos en la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas pues tiene dos regiones muy marcadas, la cuenca alta del río Cañete en Lima, y la del río Cochas Pachacayo en Junín. Ambas están adornadas por picos nevados, lagunas, humedales, cascadas, bosques de polylepis y lloque, rodales de puya, antiguos poblados, campiñas milenarias, terrazas , canales o andenes y demás obras maestras de la naturaleza, en algunos casos con participación del hombre.




Caminábamos cuando de pronto encontramos un refugio, eran baños termales, no podíamos perder tiempo seguimos camino a Cochas, prometiendo a mí mismo regresar, el tiempo era corto, quede con las ganas de bañarme. Seguíamos pasando por paisajes fastuosos de la reserva llegando a la Laguna de Yauricoha, el frió era fuerte a pesar de lo que caminábamos, teníamos salvajes vicuñas por las pampas, un cielo increíblemente azul.  La tarde se aproximaba hasta que se ocultó el sol, eran las seis menos veinte estábamos acelerados pues no queríamos que la noche nos agarrase, no sabíamos a qué distancia estaba el pueblo de Cochas que era nuestro punto de descanso en el itinerario. Siete y veinte de la noche y estábamos preocupados y el agotamiento era tremendo, de pronto miramos hacia el cielo y contemplamos un Ovni, sorprendido nos pusimos a observar la luz que se movía rápidamente, nos preguntamos si era un Avión o una estrella fugaz,  con más atención miramos con más detenimiento, era un ovni que jamás lo había visto antes, quedamos maravillados con dicha presencia hasta que se desapareció.

La luna era la única fuente de iluminación, el frió nos congelaba los músculos y nos cortaba la cara y el cansancio ya nos había absorbido, paramos por un momento y dimos con unas casas, de acuerdo al tiempo que ya habíamos caminado parecía que habíamos llegado a Cochas, percatamos que no había iluminación y nos parecía extraño y siniestro, la penumbra era total, no podíamos ver nada en absoluto dudando por momentos que no sería el pueblo de Cochas, dimos con la razón de que no era, mas parecía a una hacienda. Caminamos hasta llegar a dicha hacienda, la oscuridad me provoco cierto pánico. El terror me congelo la piel, el lugar no me transmitía confianza  y sentí una  mala corazonada y un mal presentimiento, dije a mi amigo para seguir, me dijo que no y lo mejor era quedarse allí hasta al amanecer, acepte pero con los siete sentidos despiertos, entramos a la hacienda, frente a nosotros un agrupamiento de puertas, el recinto era cuadrilátero con puertas en todo su entorno, tocamos una puerta y nos atienda una señora de casi dos metros de altura, me quede desconcertado con su estatura, pensé si así serían todos lo de este lugar, nos atendió y nos indicó una tienda, casi frente a su puerta a unos diez metros, tocamos la puerta y nos abre una pareja de señores, también extraños nos regaló un par de botellas de agua, la tome sin respirar.

Saliendo de la tienda nos dirigimos a otra puerta. Tenían la luz prendida así que la  tocamos saliendo un joven de cara no muy amigable, sentía la sensación que nos pasaría algo, mi amigo entra primero y yo me quedo afuera, prendo un pucho y quedo observando dentro del recinto, habían tres hombres y una señora, se encontraban cenando, teníamos hambre también así que Alexander pide servirnos lo que sea, entre y me senté cerca a la puerta por preocupación dejando mi mochila también cerca a la puerta. Nos sirvió la cena una señora madre de unos de los señores, en la mesa iniciamos una larga conversación, nos preguntaban de todo, que hacíamos allí, de donde veníamos, cual era nuestro propósito, yo callado en plan de observación, los tipos eran fríos, tenían un aspecto de sufrimiento y resentimiento, tenían una mala vibra, terminando la cena pedimos una habitación para pasar la noche, salimos y nos trasladó a una de las misteriosas puertas de madera, llegando a donde  supuesta mente quedaríamos, saco una llave y abrió la puerta que estaba con candando por el lado de afuera, tenía una mala impresión de que allí no teníamos que quedar, al entrar sentí un malestar en el ambiente misterioso, la paredes tenían fotos pornográficas y paredes borradas de sangre. Los tipos salieron y nos quedamos adentro, me puse a observar todo el interior cuando encontré un hueco en la pared tapado con una bolsa de arroz, el pavor me entro hasta las espinas a punto de paralizarme, Alexander se sentía cansado, estábamos fatigados por haber caminado once horas, no quería quedarme  hasta que decidí irme, molesto conmigo por no estar confiado del lugar me dijo que me vaya, se sentía incómodo y con razón, no es mi país además de no estar nunca jamás en este lugar, no conocía la zona se nos ocurriera algo nadie lo sabría, estábamos solos. Salí afuera a hacer un reconocimiento de puertas y ventanas, todas con rejas de fierro, prendí un pucho cuando de pronto vi luces, me alegre y sali corriendo hacia la carretera plantándome allí, eran tres minivans repletas de turistas, se acercaron a mí y yo a ellos, camine y aproxime a la ventana del chófer implorándole que nos llevase hasta el pueblo más cerca donde encontraríamos luz aceptaron, yo lleno de alegría y pidiéndole que no se fuera fue a buscar a mi amigo, se encontraba ya en cama, lo desperté, el medio confuso no me hizo caso, agarre mi mochila y la de el y salir con lo poco de energía que tenía corriendo hacia los vehículos, nos esperaban cuando de pronto escucho pasos, era Alexander felices nos abrazamos de alegría de saber que iríamos de este espeluznante lugar. Al entrar en los carros pudimos divisar los tipos que venían corriendo hacia nosotros con linternas prendidas, habíamos escapado y ellos perdido su carnada.

En el carro ya seguros nos largamos, estábamos agradecidos con Dios  por haber iluminado nuestro camino con estos vehículos de la empresa Expreso Cruz de San Cristóbal. El terror se había acabado, en mi mente paseaban mis amistades, mi familia, mi trabajo y mi vida, fueron diez días de adrenalina pura, pasajes inolvidables y personas maravillosas, lejos de la civilización de las máquinas y de las computadoras, lejos del tráfico y dela capital, realmente había vivido, renacido y recompuestos las ideas, fuerzas y el coraje redoblado, estaba en estado de júbilo, había descubierto que para el ser humano no hay límites, podemos llegar a donde queramos con el simples pensamiento que todo se puede en la vida, me encontraba emocionalmente recompensado y agradecido por haber recorrido estos trecientos kilómetros, aprendiendo más de la humildad y gratitud, que se puede cambiar los errores y reflexionar puntos en la vida importantes para el cambio personal, estaba lleno de energías y una vibra infinita. Habíamos llegado a Jauja, meta cumplida.


Antes de terminar quisiera agradecer a cada persona con las que encontré en el camino, a cada una de ellas gracias, a cada municipalidad, a estas personas bondadosas que un día conocí, espero poder volver a encontrarlos y saber que estén bien, espero que así como nos ayudaron espero poder retribuir en doble, si uds están leyendo, sepan que aquí en mi corazón tengo a cada de uds, la vida es un circulo que da vueltas, yo les deseo paz y la alegría, estoy inmensamente agradecido. Gracias  a la Municipalidad de Sincas, de Quiripa, de Huarochiri, de Tanta, gracias a un amigo que por su culpa decide hacer esta travesía, a Frank Herrera y sus amigos de la Pastelería Rossi, Gracias a Nicolas Traverso y a su Empresa que apoyaron a Sendero Trekking, infinita gracias a mi amigo Alexander que decidió de la noche a la mañana hacer conmigo esta aventura. El Perú está lleno de lugares maravillosos para el turismo, me siento orgulloso de poder vivir y compartir con uds todas mis travesías, aventuras y más que todo las maravillas de de este país que sin duda es unos de los bonitos del mundo. Sin antes de retirarme quisiera decirles que no dejen de visitar la reserva paisajista de nor Yauyos, un increíble y potente zona turística del Perú y el mundo.









No hay comentarios:

Publicar un comentario